lunes, 3 de junio de 2013

Al tomar una decisión generalmente pensamos que sólo hay dos alternativas entre ellas las cuales podemos elegir. Esta forma de ver las cosas -llamada maniqueísmo- simplifica en forma artificial las decisiones haciendo parecer que frente a un problema no hay mucho que pensar. Pero en la vida real nos encontramos con una gran variedad de opciones, cada una de las cuales es necesario explorar y analizar.

La mayoría de las personas reducen sus posibilidades de decisiones a solo dos alternativas, pero hay quienes buscan por lo menos una tercera opción.

Una buena decisión implica considerar todas las alternativas y sus consecuencias.